Farmacity lanzó un programa para adolescentes entre 13 y 24 años llamado “Sin Filtro”. Lo hizo en alianza con la Fundación Kaleidos y el aval del Ministerio Público Tutelar.
Y el nombre de este programa es tristemente literal: crearon un “espacio confidencial” dentro de farmacias para hablar de salud sexual, sin médicos, sin supervisión profesional y —lo peor— sin que los padres se enteren.
¿Sabés qué significa “confidencial” en este contexto?
Que tus hijos pueden entrar a una sucursal de Farmacity a comprar una crema o una golosina, y salir con información sobre cómo abortar, cómo “explorar su identidad de género” o cómo iniciar métodos anticonceptivos —todo sin que vos te enteres.
Sí, leíste bien. No hay médicos. No hay acompañamiento familiar. No hay supervisión real.
Sin Filtro no es un “servicio de salud”, ni mucho menos un programa de cuidado.
Es una acción perfectamente pensada para reemplazar a los padres, infiltrar un discurso ideológico en los adolescentes y hacerlo desde un lugar cotidiano e inesperado: la farmacia de tu barrio.
Ellos mismos lo admiten: el programa tiene “un enfoque no adultocéntrico”. Es decir, vos, como padre, ya no contás.
Te lo repito: a chicos desde los 13 años les hablan de aborto, consentimiento sexual, ITS, identidad de género, anticonceptivos, diversidad, embarazos adolscente y sexualidad afectiva, en espacios montados como si fueran zonas seguras... pero donde los padres tienen prohibida la entrada.
¿Quién los capacita? ¿Quién los regula? ¿Qué valores les transmiten a nuestros hijos? Nadie responde. Porque eso también es “confidencial”.
Lo más indignante es que esto no es un hecho aislado. No es una ocurrencia de un funcionario suelto. Es parte de una estrategia internacional bien aceitada y que lleva años gestándose.
La Fundación Kaleidos —una ONG que trabaja conjuntamente con UNFPA, UNICEF, Fundación Huesped, Casa FUSA y otras agencias globales— promueve desde hace años en Argentina programas para “transformar narrativas” sobre sexualidad, género e identidad en jóvenes.
Lo hacen en alianza con empresas como Farmacity y con aval de gobiernos locales que prefieren complacer a los lobbies antes que cuidar a las familias.
Hoy, Farmacity es cómplice local de esa agenda, prestando sus sucursales para adoctrinar adolescentes sin consentimiento de sus padres.
Mientras vos educás con esfuerzo, otros llegan primero. Les hablan antes. Y lo hacen sin vos.
Farmacity cruzó una línea que ninguna empresa privada debe cruzar: se alió a los lobbies radicales arrogándose el derecho de adoctrinar a nuestros hijos.
Y si lo hace sin consultarnos, vamos a actuar sin pedirles permiso: no vamos a comprar ni un solo producto más.
Farmacity eligió sumarse a esta agenda. Nosotros elegimos dejar de consumir en sus locales.
Esto ya está ocurriendo en las sucursales de Av. Santa Fe, Cabildo, Corrientes, Triunvirato, Scalabrini Ortiz, DOT Baires y muchas otras. De lunes a sábado, en horario escolar. A pasos del colegio de tus hijos. A metros de tu casa.
Este no es un “servicio público”. Es una avanzada ideológica camuflada.
Y ya empezó.
Y si no hacemos algo ahora, se va a expandir a todo el país.
Las familias no somos el obstáculo. Somos el límite. Y Farmacity lo cruzó.
Firmá la petición para exigirle al CEO de Farmacity, Sebastián Miranda, que elija: o escucha a las familias y retira YA el programa “Sin Filtro”, o se queda sin clientes.
5,597 ya firmaron.
Vamos a lograr 10,000
Firmantes recientes
Norma Mabel S. ARGENTINA
Paola M. ARGENTINA
Mario Hugo E. ARGENTINA
Reclamo urgente: Exigimos el retiro del programa “Sin Filtro” de Farmacity
Sr. Sebastián Miranda, CEO de Farmacity S.A:
Nos dirigimos a usted en representación de miles de madres, padres y ciudadanos profundamente preocupados por la implementación del programa “Sin Filtro”, desarrollado por Farmacity en alianza con la Fundación Kaleidos y con el aval del Ministerio Público Tutelar.
Este programa —dirigido a adolescentes entre 13 y 24 años— establece dentro de sus farmacias un espacio llamado “confidencial”, donde se abordan temas como salud sexual, anticoncepción, identidad de género, ITS y aborto. Todo esto se realiza sin médicos, sin supervisión profesional, sin regulaciones claras y, lo más grave, sin el conocimiento ni el consentimiento de los padres o tutores legales.
Ustedes mismos lo han definido como un enfoque “no adultocéntrico”, lo que en la práctica significa la exclusión deliberada de las familias.
Esto representa una grave vulneración a la confianza del público, una injerencia indebida en el ámbito familiar y una irresponsabilidad ética por parte de una empresa que presta servicios de salud. Lejos de proteger, exponen a los menores a intervenciones ideológicas en un contexto que carece de garantías sanitarias, jurídicas y humanas mínimas.
Esto no es un “servicio de salud”. Es una avanzada ideológica montada dentro de un negocio privado, con la complicidad de ONGs internacionales y funcionarios públicos. Y todo ocurre en un espacio cotidiano e impensado para este tipo de contenidos: la farmacia de barrio.
Por eso, exigimos el retiro inmediato del programa “Sin Filtro” de todas las sucursales de Farmacity. De no mediar una rectificación urgente y pública, nos veremos en la obligación de promover activamente un boicot ciudadano: si Farmacity decide excluir a las familias, las familias dejarán de consumir en Farmacity.
No es una advertencia: es una decisión.
A partir de este momento, y mientras se mantenga vigente esta política, convocamos a la ciudadanía a no comprar ni un solo producto más en sus sucursales.
Esperamos una respuesta institucional inmediata, clara y pública.
O escuchan a las familias. O se quedan sin ellas.
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