Petición a: Al mundo entero - en especial al País de Malí - Africa
La pronta liberación de la Hna. Gloria Cecilia Narváez Argoti Secuestrada en Mali-Africa
La pronta liberación de la Hna. Gloria Cecilia Narváez Argoti Secuestrada en Mali-Africa
Es importante la liberación de la Hna. Gloria Ceclia Narváez Argoti, por que es un ser humano que esta privada de su libertad en contra de su voluntad, porque su familia y su Congregación la necesita, por que las obras que se realizan en Karangasso Mali, están paralizadas: el orfanto, la alfabetización a la mujeres adultas, el dispensario y la promoción a las mujeres de la población
La Congregación de Hermanas Franciscanas de María Inmaculada rechazamos enfáticamente el secuestro de nuestra Hermana GLORIA CECILIA NARVÁEZ ARGOTI, ocurrido en Karangasso Malí y pedimos su pronta liberación.
HECHOS
MOMENTO DEL SECUESTRO, Narrado por una de las Hermanas
A las 9.30 p.m. hora local el 7 de febrero de 2017 en la casa de la fraternidad Misión Católica Madre Caridad de las Religiosas Franciscanas de María Inmaculada en Karangasso Mali África, sucedieron los siguientes acontecimientos:
Siendo aproximadamente las 9:30 p.m. nos encontrábamos reunidas en la sala de recreo la hna. Gloria Cecilia, la Hna. Sofía y yo la Hna. Clara. Mientras tanto en la capilla se encontraba la Hna. Adelaida. En estos momentos sentimos los perros ladrar en el corredor, yo Clara, salí para ver lo que ocurría. Aparecieron 4 hombres, tez negra, vestidos de civil, 3 de ellos un poco jóvenes con armas de fuego y uno un poco mayor aproximadamente unos cincuenta años, armado con un machete, este último iba adelante, los perros quisieron atacarlo pero él se defendió utilizando el machete intentando matar uno de los perros. Yo grite por favor no nos hagan nada. Mientras tanto las hermanas Gloria Cecilia y Sofía que se encontraban en la sala salieron corriendo para esconderse. La hermana Sofía salió en dirección a su cuarto y la hna. Gloria Cecilia corrió en sentido contrario hacia la cocina. Estos hombres me hicieron entrar nuevamente a la sala y me hicieron sentar. En ese momento escuche que golpeaban fuertemente una puerta. Segundos después escuche el grito de la Hna. Gloria Cecilia en el corredor por donde los hombres ingresaron, la detuvieron y la hicieron entrar nuevamente a la sala. Ella se sentó y comenzó a suplicar que no nos hicieran nada, que teníamos unos niños huérfanos y que éramos misioneras. Uno de los hombres dijo que eran yihadistas. La hna. Gloria Cecilia dijo que no nos hicieran daño, que nosotros no éramos europeas sino colombianas. En este momento el hombre que nos habla nos deja a cargo de los otros que están armados y se dirige a las habitaciones, escucho fuertes golpes como si trataran de abrir una puerta, luego regresa y este mismo hombre coge los 4 computadores que se hallaban en esta misma sala y los empaca en dos bolsos de computador. Luego él nos dice que tal vez las dos hermanas o al menos una de nosotras tiene que partir con él. La hna. Gloria Cecilia interviene pidiendo que se la lleven a ella ya que ella es mayor, entonces el hombre pregunta quién es la jefe o responsable, a lo cual la hna. Gloria Cecilia contesta que es ella. En ese momento el señor le pregunta a la Hna. Gloria cuánto dinero pagaría por mí, a lo cual ella no respondió. Enseguida este hombre pide a uno de los otros que estaba armado, que acompañe a la Hna. Gloria Cecilia a traer su pasaporte y le indicó la manera como debía sujetarla. Ella vino con su cartera de mano, en la cual tenía sus papeles. El hombre le pide el dinero, ella le dice que solo tiene eso que está en su cartera, 30.000 FCFA ( treinta mil francos cefas) otro de los hombres lo recibe Luego le preguntaron a la Hna. Gloria Cecilia donde se encontraba la caja fuerte, la Hermana respondió que no teníamos dinero. Inmediatamente el mismo hombre me ordena traer mi pasaporte, igualmente acompañada por un hombre armado, entre a mi habitación tome la cartera donde tenía mis documentos, salí con ella a la sala y allí uno de ellos tomo la cartera con todo lo que allí tenia (pasaporte, cedula de ciudadanía colombiana, carnet de vacunación, algunas fotos tamaño cedula). Me hicieron sentar nuevamente un momento. Luego el hombre que todo el tiempo ha hablado me pide que lo acompañe y me dirige a una de las habitaciones, me hace entrar en ella y luego revisa cada uno de los armarios que estaban en el cuarto y no halla nada, saca la llave de la puerta y se la lleva, sale y envía un hombre armado para que me vigile. Entre tanto escucho que el hombre pide a la Hna. Gloria Cecilia las llaves del carro. Luego escuché que salía un carro del garaje y el hombre que todo el tiempo da las instrucciones viene al cuarto donde yo estaba, para decirme que debo quedarme allí por lo menos tres horas antes de salir, el hombre armado que me vigila sale y trata de cerrar la puerta y luego el angeo del cuarto. Sentí un gran golpe como si hubieran tumbado la puerta de la entrada de la casa, luego escucho unos gritos pero no entiendo que es lo que dicen, luego sentí un tiro.
Empuje la puerta y pude salir, escuché que la hna. Sofía hablaba por teléfono, le llamé y no me respondió, me acerqué a su cuarto y vi que estaba encerrada y me dice que le ayudara abrir la puerta, que no podía salir, yo lo intento pero no puedo, en ese momento entra el Padre Olivier Zerbo, vicario de la parroquia, yo le cuento que se llevaron a la Hna. Gloria Cecilia y que la Hna. Sofía está encerrada en su cuarto sin poder salir, el intenta abrir la puerta y en ese momento la Hna. Sofía pregunta dónde está la Hna. Adelaide, yo le digo que no se y salgo a la capilla para buscarla, pero no la encuentro, entro nuevamente a la casa para informar que no la he encontrado y veo que la puerta del cuarto de la Hna. Sofía aún no se pudo abrir, traigo la caja de herramientas, pero no es posible, entonces llamo en ese momento a Jean Paul (Lamina) Dembele para pedirle que nos ayude a abrir la puerta. Al mismo tiempo el padre Olivier llama al señor Amidou para que también nos ayude y es este último quien llega y ayuda a abrir la puerta.
Hna. Clara Natalia Vera Espinosa